lunes, 16 de septiembre de 2019

Inundaciones predecibles. El factor humano. El Confidencial







Los mapas que demuestran que la inundación iba a pasar... y volverá a pasar

Los técnicos denuncian que las zonas inundables son conocidas desde hace años y que los ayuntamientos han construido sobre ellas a pesar de saberlo


Foto: A la izquierda, el mapa después de las lluvias torrenciales en el sureste de España y el mapa elaborado por el Gobierno con los riesgos de inundaciones a 50 años. (EC/Gobierno de España)
A la izquierda, el mapa después de las lluvias torrenciales en el sureste de España y el mapa elaborado por el Gobierno con los riesgos de inundaciones a 50 años. (EC/Gobierno de España)
Las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias a finales de la pasada semana se cobraron seis víctimas mortales, más de 4.000 evacuados por toda España y pérdidas millonarias a vecinos y agricultores de decenas de localidades de todo el territorio. En el sureste del país, donde se concentraron las mayores precipitaciones, los daños son de momento incalculables. Sin embargo, ni mucho menos es la primera vez que esto ocurre. La Agencia Española de Meteorología calificó las riadas como las más catastróficas de los últimos 70 años, lo que hace indicar que el fenómeno de las lluvias torrenciales es recurrente y se repite cada cierto tiempo.
Orihuela, que en este último episodio ha registrado 250 litros de lluvia por metro cuadrado, ya superó los 300 litros en 1987, hace 32 años. Ese mismo ejercicio, el municipio de Oliva soportó 817 litros. Hace 140 años, en 1879, otra gigantesca riada causó un millar de muertos, lo que hace pensar a los estudiosos que las precipitaciones fueron aún superiores a las citadas, aunque no hay datos oficiales al respecto. Entre estas dos últimas fechas, los mismos lugares han sido castigados una y otra vez. En 1947, por ejemplo, 31 personas perdieron la vida en Santomera (Murcia), que quedó completamente arrasada.
Las zonas más inundables de España, de hecho, están perfectamente identificadas por los ministerios de Agricultura y para la Transición Ecológica. Los técnicos del Gobierno incluso detallan los riesgos que existen de que se produzcan crecidas a 10, 50, 100 y hasta 500 años. Estos datos de probabilidad estadística sirven para concluir que determinadas zonas perfectamente delimitadas son susceptibles de ser anegadas de forma regular, con lo que no parece muy razonable que los ayuntamientos permitan la construcción de viviendas en ellas.
El físico atmosférico Fernando Jabonero, impulsor de decenas de iniciativas contra consistorios que conceden licencias para levantar inmuebles en zonas inundables, tiene claro que este comportamiento municipal es cuanto menos una "mala praxis". Jabonero remitió a la Fiscalía de Medio Ambiente información sobre 250 viviendas que habían sido construidas en una zona declarada inundable por la Confederación Hidrográfica del Tajo. En concreto, en el término municipal de Illana (Guadalajara), donde comenzaron a hacer casas a finales de los ochenta y aún hoy se siguen otorgando licencias. El ministerio público inició diligencias de investigación, pero terminó archivando el asunto, una decisión, según Jabonero, "inexplicable".



Vista aérea de la zona del mar Menor, afectada por las fuertes lluvias. (EFE)"Estas cosas las debería investigar la Fiscalía de oficio", asegura el especialista, que pone sobre la mesa un sentencia del Tribunal Supremo del pasado junio que concluye que coger las zonas inundables a 500 años para delimitar los puntos en los que no habría que construir es razonable. "La consideración del periodo de retorno de 500 años como escenario para determinar la zona de inundación y las correspondientes medidas y limitaciones asociadas (...) resulta plenamente amparada por el ordenamiento jurídico", defiende para avalar la normativa que aprobó el Gobierno al respecto y que había sido recurrida por el Ayuntamiento de Oliva, término municipal que dispone de miles de viviendas en zona inundable y que protestaba porque esto no beneficiaba su expansión urbanística.Orihuela, el pasado 14 de septiembre. (Reuters)

La resolución del alto tribunal defiende incluso que tomar 500 años como referencia se queda hasta corto, dado que la directiva europea que deben transponer los Estados miembros toma las probabilidades de inundación a 1.000 años vista. Sea como fuere, lo cierto es que la norma no se cumple en España. En el municipio de Los Alcázares, que cifra en 100 millones de euros las pérdidas causadas por las fuertes riadas y donde medio millar de vecinos han sido desalojados, asegura Jabonero, todas las casas que se construyen desde 1998 han sido levantadas sobre suelo inundable.
Las viviendas construidas en zona inundable son 'no autorizables', pero las comunidades autónomas y los ayuntamientos se han aplicado a fondo para eludir la ley", explica el técnico. "Las leyes de aguas y las leyes urbanísticas impiden construir en suelo inundable, sobre todo en el caso de ramblas y en general en el dominio público fluvial", afirma. "Esta aberración llega al punto de que se publicó hace dos o tres años que la Junta de Andalucía daba por buena la edificación industrial en una rambla de la provincia de Málaga si los industriales asumían los riesgos", añade. "A todo ha contribuido hasta el propio Tribunal Supremo, que dio por bueno un defecto de forma, lo que es escandaloso en extremo", valora el físico, que prevé que la cosa vaya a más en los próximos años.
"El Mediterráneo es casi un lago que poco a poco se va calentando; un solo grado de elevación de la temperatura del agua puede suponer muchos millones de metros cúbicos de agua evaporados a la atmósfera", recuerda el experto, que tiene claro que esta no será la última riada. "Es previsible, y hay estudios científicos que determinan la probabilidad de que vuelva a repetirse una catástrofe así en las mismas zonas", añade. Así lo ven incluso los propios afectados. "Nos sentimos destrozados y desmoralizados, porque sabemos que esto va a volver a pasar", decía ayer una vecina de Los Alcázares a la cadena de televisión Cuatro mientras recogía los enseres de su casa que había podido salvar.
Jabonero —que pretende pedir, al amparo de la ley de transparencia, a Orihuela, Oliva, Onteniente y Los Alcáceres las licencias que estos consistorios han otorgado desde 2010 en zonas inundables— entiende que estos y otros muchos municipios han construido sobre terrenos de este tipo "por desidia o por codicia". "El suelo inundable en general no es suelo urbano, así que es rústico, mucho más barato, pero en el que no se puede construir", asegura. Por otro lado, continúa, "las administraciones locales y regionales han dejado hacer hasta extremos inimaginables, pues son muchas decenas de miles de edificaciones las que se han alzado en suelo inundable".
El especialista entiende que los alcaldes y concejales de Urbanismo de estos ayuntamientos podrían considerarse responsables penales "cuando otorgan licencias para edificar en suelo inundable, aunque este sea urbano". Por otro lado, agrega, "consentirlo en suelo rústico como el de las enormes y abundantes ramblas del Levante es como dejar construir en el lecho de un río; ahí entra en juego la responsabilidad de las autoridades de las confederaciones hidrográficas", que tienen que emitir un informe que además es "preceptivo", según indicó una sentencia del Supremo de 2013.




domingo, 15 de septiembre de 2019

Gráfico de Gota Gría o DANA

¿Qué es la gota fría?

Antonio Rivera - 20 Ene 2012 - 13:49
La sola mención de este fenómeno meteorológico hace temblar a miles y miles de valencianos. La historia nos ha enseñado que nuestro clima tiene estos caprichos...apenas lluve durante el verano pero, en muchas ocasiones, cuando llega el otoño, el cielo parece dispuesto a recuperar el tiempo perdido.
¿Qué es realmente la gota fría?, ¿por qué se produce? ¿tendremos este año gota fría? Vamos a intentar aclarar una serie de aspectos relacionados con estas situaciones:
En España, el término "gota fría" se hizo muy popular a través de la televisión, sobre todo gracias al gran Mariano Medina que cuando era el hombre del tiempo oficial de TVE, lo utilizaba. En realidad, "gota fría" proviene de la traducción de la palabra alemana "kaltlufttropfen", cuya traducción aproximada es "gota de aire frío". No es un término nuevo, ni mucho menos, ya que su aparición data de 1886, y se utilizaba para designar: " una marcada depresión en altura, sin reflejo en superficie, en cuya parte central se encuentra en aire más frío". O sea, que meteorológicamente hablando, una gota fría podríamos decir que es un embolsamiento de aire frío en altura, aire frío que se ha descolgado de latitudes altas y que circula de forma aislada entre aire más cálido alrededor de nuestras latitudes.
Hasta aquí todo está mas o menos claro....la presencia de ese aire frío en altura inestabiliza la atmósfera, pero ahora empiezan a surgir las dificultades, y si no escuchen: Ni todas las gotas frías producen lluvias torrenciales, ni todas las lluvias torrenciales están acampañadas de una gota fría. De esta última frase podemos extraer una consecuencia importante: La mala utilización que se le da al término Gota fría, convirtiéndolo en sinónimo de lluvias torrenciales. Y es que, en el léxico popular, la palabra gota fría ha dejado de corresponderse con esa acepción meteorológica que se corresponde con la existencia de un embolsamiento frío en altura, para acabar utilizándose para designar las lluvias torrenciales otoñales tan habituales en nuestro clima. O sea, que ha acabado utilizándose el término para designar las consecuencias más que las causas.
Piensen una cosa, al año nos visitan unas 20-30 gotas frías. ¿Verdad que no hay tantos casos de lluvias torrenciales? Es por esta razón por la que algunos meteorólogos prefieren utilizar para estos embolsamientos de aire frío otros términos como DANA (depresión aislada en niveles altos), término sin duda menos viciado, otra forma de referirse a la gota fría.
Se preguntarán ustedes entonces: Si como acabo de comentarles las gotas frías no se encuentran detrás de todas las lluvias importantes, ¿Por qué se producen en ese caso tales lluvias otoñales? La respuesta no es fácil, ya que en este caso, como en casi todos los relacionados con la meteorologías, los fenómenos atmosféricos son tan complejos que encontrar la causa-efecto de forma directa no es nada sencillo. De hecho, podríamos hablar de que las lluvias torrenciales o los grandes temporales otoñales no obedecen a una causa única, sino que más bien se trata de una concatenación de circustancias las cuales, cuando se producen a la vez, cuando se unen las piezas del puzle si lo prefieren, es cuando se producen.
Quizás la causa más importante sea la existencia de un flujo de viento de largo recorrido marítimo. Es lógico que si en estas situaciones las precipitaciones son tan abundantes, debe existir una fuente de recarga que haga que aparezcan constantemente sistemas nubosos con agua precipitable en grandes cantidades. Como es lógico, la presencia de una importante masa de agua relativamente cálida (sobre todo después del verano) supone que el principal cambio que se produce es el trasvase por evaporación de grandes cantidades de humedad y calor latente a los niveles superficiales de las masas de aire que acceden a la cuenca mediterránea. La consecuencia inmediata es un fuerte incremento de la inestabilidad potencial y convectiva de dichas masas.

Es importante llegados a este punto hacer un pequeño matiz en relación a la temperatura del agua del mar, sobre todo porque cuando se produce un verano cálido siempre se comenta dicha temperatura alta como provocadora de la gota fría. Realmente, la importancia de la temperatura del Mediterráneo es relativa, siendo más importante la diferencia de temperatura entre la masa de aire y la propia temperatura de agua. Aunque bien es cierto, que un mar cálido ofrece más energía y por tanto, las precipitaciones pueden ser potencialmente más intensas que cuando está frío. Diferencias de temperatura entre la masa y el mar de unos 5 a 7ºC al menos, son necesarios para que se produzcan recargas suficientemente importantes. El mar se comporta, por tanto, como cálido o frío dependiendo de la temperatura de la masa de aire que lo sobrevuela. Podríamos decir que un mar cálido haría que, si todas las demás piezas encajan, se producirían lluvias más violentas, pero de ningún modo provocará ningún tipo de lluvias si los demás factores no aparecen. Por tanto, el hecho de que un verano haga calor, y que consecuentemente el mar se caliente más de lo normal, no quiere decir que se vayan a producir lluvias torrenciales otoñales. Valga este dato: Los veranos del 2003 y de 1994, más cálidos que el actual, no se produjo gota fría en otoño. ¿Habrá por tanto gota fría este año? Pués no lo sabemos.
Volvamos a esa masa de aire que se ha recargado de humedad al atravesar el cálido Mediterráneo y que llega a nuestras costas. Dicha masa, al calentarse y humedecerse, se ha inestabilizada lo suficiente para que por sí sola sea capaz de provocar lluvias que pueden ser incluso importantes (una atmósfera inestable es aquella en la que se producen ascensos de aire, y por tanto formación de nubes y lluvias).A partir de aquí entran en escena lo que podríamos denominar "efecto disparo", que no son ni más ni menos que factores que hacen que dichas lluvias se potencien hasta llegar a ser torrenciales.
Dichos efectos pueden ser dos: por un lado el factor orográfico. La orografía actúa como elemento de disparo de las precipitaciones al obligar a ascender las masas cargadas de humedad, y, por tanto, a condensar el vapor de agua que contienen. Por tanto inician o incrementan el poder de convección, además de desarrollar otro papel importante ya que es capaz de retener grandes núcleos de precipitación activos, provocando sistemas cuasi-estacionarios, favoreciendo la descarga de grandes cantidades de agua en los lugares favorables. Es por esta razón por la que las zonas de la marina y la safor, con montañas orientadas de tal forma que reciben el golpe directo de los vientos de procedencia NE, alcanzan siempre valores tan descomunales en estas situaciones.
El otro efecto disparo, sería la existencia de aire frío en altura, o sea la existencia por ejemplo de nuestra querida gota fría, que hace que esas masas de aire húmedas que ascienden, al encontrar aire frío, asciendan de forma más violenta y explosiva, formando de esta forma los grandes complejos nubosos de los que se producen los grandes aguaceros. Como ven, por fin hemos llegado a la gota fría, para colocarla como un ingrediente más, que lejos de causar las grandes precipitaciones lo que hace es intensificarlas, pero siempre que se den los demás factores antes comentados. Fíjense en el siguiente dato: según un estudio del CEAM, de los 31 eventos de lluvias intensas que se produjeron en nuestra Comunidad entre 1971 y 2000, sólo en 9 aparecía una gota fría en altura..
Lo que sí es cierto es que independientemente de la percepción, identificación semántica o valoración, lo cierto es que en el territorio valenciano las precipitaciones intensas tienen consecuencias muy graves, debido por un lado a la naturaleza del propio fenómeno, a la configuración del territorio y, sobre todo, a que estamos en un territorio en el que la acción antrópica está muy presente, aspecto éste último que tiene como resultado la concentración de población, actividades, infraestructuras, etc., en determinadas áreas. La población tiende a concentrarse en áreas en las que son muy elevados los riesgos de que las precipitaciones intensas tengan sus efectos más devastadores.

DANA o GOTA FRÍA Wikipedia

La gota fría, DANA (depresión aislada en niveles altos) o baja segregada, es un fenómeno meteorológico anual que suele coincidir con el inicio del otoño y la primavera en el Mediterráneo occidental. Se experimenta particularmente en España y más concretamente a lo largo de la costa este y las islas Baleares, aunque sus efectos pueden sentirse en zonas interiores también. A grandes rasgos, la gota fría es el resultado de un frente de aire polar frío (corriente en chorro) que avanza lentamente sobre Europa occidental a gran altura (normalmente 5-9 km) y que, al chocar con el aire más cálido y húmedo del Mar Mediterráneo, genera fuertes y dañinas tormentas. Con el término gota fría se designa en meteorología a un volumen limitado de aire frío en los niveles altos de la atmósfera, que en una carta meteorológica se representa rodeado con isotermas cerradas; dicho fenómeno es igualmente visible en las cercanías de la Sierra Nevada de Santa Marta en la costa caribe colombiana, dada la altura del sistema montañoso litoral, cuyas cumbres superan los cinco mil metros de altura.

Descripción[editar]

Günter D. Roth define a la gota fría como un Anticiclón entre 5000 y 10000 metros de altitud. El núcleo consiste en aire muy frío. Provoca tormentas y lluvias muy frías.[1]​ Aunque básicamente correcta, esta definición es poco satisfactoria por dos motivos: en primer lugar, no se trata de un anticiclón sino de todo lo contrario, es decir, de una depresión aislada en niveles altos y de ahí el nombre más apropiado que recibe en meteorología de DANA, es decir, Depresión Aislada en Niveles Altos,[2]​ que se forma al producirse una ruptura en la circulación general del oeste (en el caso de latitudes medias), provocando de este modo que la corriente en chorro genere un ramal descendente que se aísla de la circulación general. Al producirse esta incursión del chorro polar en latitudes menores, se genera una "gota" de aire frío que se ve rodeada de una gran masa de aire cálido (anticiclón subtropical). Esto propicia, como consecuencia del gradiente térmico vertical, el ascenso de una gran masa de aire caliente y húmedo hasta las capas medias y altas atmosféricas. Y en segundo lugar, la expresión «lluvias muy frías» no tiene mayor sentido: las precipitaciones siempre tienen la temperatura del aire donde se desarrollan. A menudo, el ascenso de la columna de aire es tan rápida que se enfría muy bruscamente, produciéndose granizo. Es por ello que el nombre que mejor representa este fenómeno es el de DANA y su origen siempre se localiza, como las siglas indican, en los niveles altos de la atmósfera. Los efectos asociados a esta depresión de capas altas se dejan notar, especialmente, en zonas costeras donde se concentran aguas a una temperatura superior a lo normal, que da origen al ascenso de aire húmedo y cálido que produce lluvias muy intensas y duraderas.
El diámetro de una gota fría puede alcanzar a unos cientos de kilómetros. Es homogéneo y sin línea de frente que lo separe de las masas circundantes, y tiene una influencia determinante sobre el tiempo. La gota fría conduce generalmente a una circulación atmosférica de bloqueo en la que no existe una componente de vientos determinante puesto que ha quedado excluida de la circulación general del oeste. Se asiste pues, a la formación de una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera.[3]
No debe confundirse el término de "gota fría" con las bolsas de aire frío que tienen su origen en la mesoescala, bajo una tormenta o un chubasco en los que las precipitaciones sólidas o líquidas arrastran en su caída a la superficie, masas de aire frío del entorno en el que se han formado. Como el aire frío es más denso que el aire cálido, éste es capaz de acumularse en la superficie formando una "cúpula de aire frío" que recibe el nombre de bolsa de aire frío, como el aire frío se acumula de abajo a arriba se genera una inversión térmica. No obstante en el límite con el aire cálido del entorno se establece un "frente de racha" que separa ambas masas de aire.

Origen del término[editar]

El origen de la gota fría aparece en 1886 en la escuela alemana, que introdujo la idea de Kaltlufttropfen, cuya traducción al castellano es "gota de aire frío". La definición que se le dio fue la siguiente: "una marcada depresión en altura, sin reflejo en superficie, en cuya parte central se encuentra el aire más frío".[4]
Posteriormente, con la mejora de los métodos de observación, se comprobó que las depresiones en altura no tienen porqué tener un reflejo en niveles bajos y en superficie. De hecho, bajo una configuración de DANA o "gota fría", el centro de acción que prima en superficie es un anticiclón o como mucho una baja térmica, que se forman al dilatarse las masas de aire superficiales debido a la acusada acción solar que calienta la superficie [cita requerida]. Además, el concepto inicial y básico de gota fría no se centraba en su génesis ni, por supuesto, en otras características que se han observado con la llegada de nuevas formas de observar y analizar la atmósfera (sondeos, observaciones de superficie y altura, satélites, modelos numéricos, nuevas teorías dinámicas, etc.). Por tanto, este término quedó anticuado y en desuso prácticamente por todas las escuelas de meteorología. Solo permaneció su uso en su país de origen, Alemania, y en España, donde este término fue popularizado en los medios de comunicación.
Con el devenir de los años, y a mediados del siglo XX, se acuñó otro vocablo más preciso de gota fría, que en terminología anglosajona se le denominó cut-off low o depresión aislada cuya definición es:
... una depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación atmosférica asociada al chorro, y que se mueve independientemente de tal flujo llegando, a veces, a ser estacionaria o, incluso, retrógada (su desplazamiento es, en estos casos, de dirección Este-Oeste.)
Francisco M. León, INM (2003)[4]
Como se observa, en esta definición aparecen los elementos fundamentales asociados este tipo de situaciones que son el aislamiento, separación y su movimiento singular, independiente de la circulación del chorro donde se generó. En este nuevo, o renovado, concepto no se hace mención alguna de sus posibles reflejos en superficie (en este caso ya no se trata de una DANA ya que no solo estaría en niveles altos, se trataría de una Borrasca Fría Aislada) ni de los efectos que potencialmente pueda llevar asociada. En España este término se acuñó con el nombre de DANA (Depresión aislada en niveles altos). Se añadió el concepto de "en niveles altos" con tal de eliminar la ambigüedad que se podía introducir al poderlas confundir con otras que sólo se encuentran en niveles bajos (bajas térmicas).
Formalmente el término gota fría decidió rehusarse completamente tal y como decidió la AEMET. No obstante, en la actualidad, la gota fría es un término que todavía continúa en el vocabulario popular (de manera errónea) para referirse a una perturbación que puede provocar precipitaciones excepcionalmente violentas e intensas durante unas horas o días, acompañadas de una destacada actividad eléctrica y de granizo que afecta a superficies reducidas o de mediana escala y siguen trayectorias imprevisibles, causando grandes lluvias y fuertes vientos.

Formación y efectos del fenómeno[editar]

Fuerte lluvia en el distrito de Algirós (Valencia).
Inundación en las calles de Gata de Gorgos (Provincia de Alicante).
Su origen está íntimamente relacionado, como ya se ha mencionado, a la corriente en chorro polar, jet stream o sencillamente chorro polar. Pues éste sufre una ruptura que produce un aislamiento de una pequeña porción de aire frío de la circulación general, situándose en entornos claramente más cálidos. Esta ruptura de la corriente en chorro puede producirse por varios motivos: en primer lugar hay que tener en cuenta que para que se produzca tal configuración atmosférica debe existir un bajo índice de circulación zonal, es decir que la corriente en chorro presente un gran número de dorsales y vaguadas, que se encuentre claramente ondulada. Este hecho sucede principalmente en verano ya que en esta época existe poco gradiente térmico horizontal (entre latitudes altas y bajas en definitiva). En consecuencia, el chorro fluye más lentamente, puede "meandrizarse" más fácilmente y fluye más al norte lo que provoca un desplazamiento al norte de las borrascas del frente polar.
Así pues, se generan vaguadas que en su desplazamiento meridional pueden separarse del chorro pasando a ser una DANA. En segundo lugar, existe cierta configuración atmosférica, que se genera también bajo un bajo índice de circulación zonal, denominada "configuración de bloqueo". Una configuración tal se produce al bifurcarse el chorro en dos ramales, en cuya zona interna permanece un anticiclón (de bloqueo. Cuando se produce esta bifurcación, el ramal que queda al sur es más proclive a separarse del chorro formándose la dicha DANA o "gota fría".
La gota fría, como cualquier perturbación o sistema depresionario, obliga a las masas de aire que se elevan por convección, a presentar un giro ciclónico. Podemos dividir a la DANA o "gota fría" en dos secciones tal y como se puede hacer con una vaguada: el borde oriental y el occidental. El borde oriental del chorro de cualquier sistema depresionario es claramente el más inestable, es el borde divergente en altura, es decir, el viento geostrófico que parte del vértice de la vaguada o sección sur de la gota fría, es más veloz que el propio viento del vértice, lo que genera un vacío de masas de aire en capas altas. Esto se solventa mediante ascensos de masas de aire, pues se generan movimientos convectivos que desencadenan las tormentas más intensas.
En su borde oeste sucede lo contrario, el viento que se aproxima al vértice del sistema es más veloz que el del propio vértice, se produce una convergencia o no divergencia en altura que se solventa con un movimiento subsidente que da origen a una mayor estabilidad. Los efectos de la gota fría serán más importantes cuanto mayor sea la temperatura de las aguas marinas ya que el vapor de agua asciende repentinamente debido a la menor densidad del aire caliente y se condensa, formando rápidamente nubes de gran altura (generalmente, de más de 10 km) que casi siempre son del tipo de cumulonimbos.
Hay que dejar bastante claro que no sólo en las áreas costeras se producen efectos notorios asociados a la configuración de DANA o "gota fría", si bien es cierto que aquí son más notorios al existir una mayor humedad y gradiente térmico vertical. No obstante, pueden dejarse notar sus efectos sobre superficies continentales si presentan valores de humedad relativa y gradiente térmico vertical destacables.
Las configuraciones de DANA o "gota fría" pueden desarrollarse en cualquier época del año, sin embargo, los efectos de las mismas son más notorios a finales del verano y principios del otoño al encontrarse las condiciones más propensas. La creencia popular, por otro lado, es de la opinión de que sólo acontecen en esta época puesto que sus efectos se notan en este periodo más que en ningún otro, siendo un argumento incorrecto. Es conveniente matizar que configuraciones de DANA o "gota fría" pueden suceder en cualquier mes sin traer aparejado, en muchas ocasiones, fenómenos meteorológicos adversos.
El litoral mediterráneo entre septiembre y noviembre, es en general, el que más fenómenos meteorológicos complejos registra en toda la Península con tal configuración por diversos motivos: en primer lugar, hay que tener en cuenta que en estos meses la temperatura del agua es elevada lo que provoca que las masas de aire en contacto con la misma se calienten de igual manera, siendo aire poco denso y muy proclive a ascender en cuanto existan mecanismos de disparo, como puede ser la divergencia en altura asociada al ramal oriental del chorro de una "gota fría" o DANA.
De este modo, cuando se localiza una "gota fría" al oeste peninsular, su borde delantero (que se sitúa sobre el litoral mediterráneo), impulsa estas masas de aire cálido y húmedo a las capas altas de la atmósfera, aquí se encuentran con el aire frío que compone el núcleo de la depresión en altura produciéndose una rápida y profunda convección que da lugar a nubes de cumulonimbos o de gran desarrollo vertical. Estas a su vez originan lluvias torrenciales acompañadas de tormenta y granizo principalmente.
En segundo lugar, es importante que sople componente de levante que produce una gran advección de humedad del Mediterráneo recalentado hacia el litoral y del litoral al interior.
En tercer lugar, la orografía juega un papel decisivo, ya que cuando este viento de levante citado irrumpe en el interior, se encuentra con sistemas montañosos que obligan a estas masas de aire tan potencialmente inestables a elevarse en altura y condensar con mayor rapidez. En término, es importante la temperatura ambiental, ya que cuanto más alta sea ésta mayor será el gradiente térmico vertical. Es este cómputo de circunstancias las que ligan casi de manera perfecta los términos de "gota fría" o DANA al Mediterráneo en esta época. Sin embargo, como se ha comentado, no es la única región que puede ser afectada por esta configuración, ya que en zonas de meseta también existe un gran gradiente térmico vertical asociado al gran calentamiento diurno de la superficie. A su vez se puede generar una advección de humedad del Mediterráneo (llegando de manera más difusa y desvaneciéndose de este a oeste su acción), todo ello puede generar una actividad tormentosa acentuada igualmente en el interior peninsular.
Las gotas frías pues, son frecuentes en la totalidad de las latitudes medias al estar bajo influencia del chorro, pero como se viene insistiendo, adquieren especial importancia en el entorno del clima mediterráneo, donde el mar proporciona abundante humedad, considerándose por su breve periodo de recurrencia un rasgo característico del régimen pluviométrico de dicho clima.
En la vertiente mediterránea española, en especial en la Comunidad Valenciana y Región de Murcia, su intensidad puede ser devastadora produciéndose la sucesión de decenas de tormentas, sin apenas descanso entre ellas, con vientos muy fuertes (aunque poco extendidos, teniendo en cuenta que esta depresión no tiene reflejo en superficie, no encontramos isobaras muy juntas que hagan evidenciar fuerte viento, el fuerte viento en este caso se debe a condiciones de mesoescala) y precipitaciones que pueden superar las producidas por las tormentas de la zona intertropical que llenan las ramblas, produciendo inundaciones muy severas. También en Cataluña suelen presentarse estos fenómenos.
En síntesis, la gota fría es un fenómeno que la creencia popular únicamente asocia (de manera errónea) al Mediterráneo exclusivamente al ser aquí más notorios sus efectos, ya que el contraste térmico es mayor que en otras zonas. Es un mar que se calienta mucho en verano y que puede llegar a estar cerca de treinta grados en zonas cercanas a la costa, pero cuando llega el otoño suelen entrar bolsas de aire frío en capas altas. Al ser más ligero el aire caliente que hay sobre el Mediterráneo, éste asciende rápidamente. Si en ese punto sopla viento de levante que aporte más humedad y la empuje a tierra, es cuando desata su poder. La gota fría, al igual que los huracanes, depende del mar para obtener su energía, por lo que los mayores vientos y las mayores lluvias suelen ser en la costa, también al igual que los huracanes. La gota fría gira, pudiendo incluso intuirse un ojo en su centro en muchas ocasiones.
La gota fría es un fenómeno meteorológico de alta peligrosidad en las zonas donde se produce. Las máximas precipitaciones otoñales en las costas del este de la península se han venido produciendo siempre durante este tipo de fenómenos, pudiendo llegar a causar severas inundaciones, erosión, numerosas víctimas y destrucciones localizadas o en áreas bastante extensas como ocurrió en la ciudad de Murcia en 1876. Se llega a extremos de lluvias intensas que, como en Gandía (Valencia) en 1987 llegó a superar los 500 l/m², una cantidad equivalente a algo más de lo que llueve en la zona en todo un año.
El viento puede llegar a más de 140 km/h en la costa causando caídas de árboles, pero en el interior amaina rápidamente de manera considerable.
La marejada resultante puede destruir playas, embarcaciones y paseos marítimos, llegando a penetrar el mar en tierra firme y llegando a destruir los locales en primera línea. Las marejadas propias de la gota fría no son tan poderosas como las de los huracanes, pero aun así pueden elevar el nivel del mar 1 metro o más tragándose playas y paseos. Los oleajes suelen superar los 4 o 5 m de altura, con olas que sin ser muy altas albergan una gran potencia por su corta longitud de onda.

Gotas frías importantes[editar]

Río Turia desbordado en la ciudad de Valencia (1957).
Efectos de la gota fría del 30 de septiembre de 1997 en la ciudad de Alicante, donde cayeron más de 270 mm de lluvia en breve tiempo. Imagen tomada en la calle del Arquitecto Morell.

España[editar]

  • Riada de Santa Teresa el 15 de octubre de 1879, que causó más de 1.000 muertes en las provincias de Murcia, Almería y Alicante.
  • El 11 de septiembre de 1891 una repentina gota fría asola casi la totalidad de la provincia de Almería, desbordando ríos y ramblas. Hubo decenas de muertos. Tras la misma, se decidió encauzar la rambla de Belén a su paso por la ciudad de Almería.
  • Toledo, 1891.
  • Gran riada de Valencia. El 14 de octubre de 1957 se inunda la ciudad de Valencia, causando al menos 81 muertes y enormes daños materiales. Motivó la construcción del nuevo cauce del río Turia, una obra de ingeniería notable por su alcance y dimensiones.
  • Barcelona (Inundaciones en las cuencas de los ríos Llobregat y Besós), Castellón (Rambla de la Viuda) y en las islas Baleares (Palma de Mallorca y Andrach), el 25 de septiembre de 1962.
  • Murcia. Desbordamiento del Río Guadalentín y su afluente, la rambla Nogalte y Granada (rambla de Albuñol) el 19 de octubre de 1973.
  • Baleares. En menos de 2 horas, el miércoles 6 de septiembre de 1989 cayeron 188 litros por metro cuadrado sobre Manacor y 192 en Porto Cristo (Mallorca) con consecuencias devastadoras y un total de 5 muertos, cambió por mucho tiempo el litoral de la costa de levante.
  • Alicante. El 19-20 de octubre de 1982 y el 30 de septiembre de 1997 tuvieron ocasión dos devastadoras inundaciones, causando decenas de fallecidos. Se calcula que llovieron cerca de 300 mm en escasas horas.
  • Comarca de la Ribera (provincia de Valencia). Una gota fría el 20 de octubre de 1982 derrumba el pantano de Tous (pantanada de Tous) y el Júcar inunda toda la comarca de La Ribera produciendo grandes daños, pueblos enteros quedaron anegados, la inundación motivó la visita del papa Juan Pablo II a Alcira, ciudad que quedó inundada casi en su totalidad. Hoy en día aún se pueden apreciar en la comarca los restos de la catástrofe en pueblos como Gabarda que está separado en dos núcleos urbanos, uno de ellos fue inundado hasta una altura de un primer piso lo que motivó la creación del segundo núcleo en la falda de un monte cercano, conservándose aún unas pocas casas en el núcleo viejo, o en Benegida, que quedó tan arrasada que todo el pueblo se trasladó unos cuantos km al sur, del viejo pueblo solo queda el trazado de las calles y la iglesia parroquial.
  • Bilbao 1983 El 26 de agosto de 1983 se desbordó la ría del Nervión en varios puntos de Vizcaya, especialmente en Bilbao, donde el agua alcanzó 5 metros en algunos puntos de la capital vizcaína. Causó 34 fallecidos y 5 desaparecidos.
  • Gandía y Oliva en 1987, cuando fuertes lluvias que superaron los 500 l/m² asolaron la comarca de la Safor. En Oliva se alcanzó el récord de España de cantidad de agua llovida en 24 horas: 817 l/m².[5]
  • Región de Murcia y provincia de Alicante 1989. Varias víctimas en Bolnuevo, Mazarrón. Lluvias intensas en la cuenca del Segura que provocan el desbordamiento en varios puntos, entre ellos en Orihuela.
  • Castellón y Norte de Valencia, en 2000. Los últimos días del mes de octubre un largo periodo de gota fría provocó precipitaciones acumuladas de más de 600 l/m² en tres días que desbordaron ríos como el Palancia, Veo, Mijares y provocaron serias inundaciones en Onda, Nules, Castellón y Vall de Uxó y a punto estuvieron de asolar el embalse de María Cristina y el de Benitandús.
  • Tenerife en 2002. Una gota fría ocasionó lluvias torrenciales en el área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife, dejando un balance de 8 muertos, 12 desaparecidos y pérdidas materiales por valor de 90 millones de euros.
  • Almuñécar y Nerja, el 21 de septiembre del 2007.
  • Alcalá de Guadaíra el 3 de octubre de 2007.
  • Marina Alta 2007 La gota fría del 12 y 13 de octubre, sobrepasó los 450 mm de precipitación (en unas 15 horas) en algunos puntos (Parcent, l'Atzúbia, Murla, Vall d'Ebo) y causaron la mayor crecida documentada del río Girona, destruyendo el puente de Beniarbeig e inundando buena parte de esta población, además de causar el derrumbe de una casa a su paso por El Verger y una muerte en esta localidad.
  • Región de Murcia, 2012,[6]​ en el Valle del Guadalentín (en especial, la Rambla de Nogalte, siete víctimas mortales, derrumbe del puente de la autovía en Puerto Lumbreras, miles de animales enterrados con riesgo de producir serios problemas sanitarios, carreteras rotas y cientos de viviendas afectadas.[7]

Exprimir hasta la última gota de un río: el viaje imposible del Guadiana hacia el mar. El Diario.es

  Es uno de los grandes cursos de agua de la Península, y también un muestrario de muchos de los males que afectan a los cauces ibéricos: es...